Vivo actualmente en un país que no es el mío y que me hace recordarlo todos los días. Vivo en un país donde se puede caminar a cualquier hora del día, donde la administración pública funciona, donde la policía hace su trabajo, donde los hospitales funcionan y donde los jóvenes pueden acceder a una educación gratuita y digna. Pero vivo en un país donde la gente se queja diariamente, donde no aprecian lo que tienen y donde no luchan por mantenerlo. Vivo en un país muy distinto de mi querida Venezuela a la que extraño todos los días pero a la que tanto temo volver. Vivo en lo que quiero para mi país.
En Venezuela se suele pensar que cuando una persona se va, encontrará una inmensa gamma de oportunidades que le llevaran a obtener una mejor calidad de vida, que te abrirán las puertas y te tratarán como Rey, que tendrás los mismos derechos que en tu país y que además, te desligas completamente de los problemas propios de tu nación.
Se comete el grave error de juzgar a las personas que deciden marcharse como “sifrinos, vende patria, millonarios”, y demás prejuicios que sin querer hemos expandido a lo largo y ancho de nuestro territorio, pero nos equivocamos gravemente.
El caso de Venezuela es muy peculiar, porque al menos un gran número de personas que se encuentran en Barcelona, España, aseveran encontrarse aquí, aunque por razones políticas, es sobretodo por una cuestión de seguridad. Por experiencia, sé que no es nada fácil dejar tu país, tu familia, tus amigos, tu pareja, y en algunos casos, renunciar a todo para irte a un sitio del que no conoces nada y que tienes que valerte por ti mismo. Sentir que no perteneces a un lugar pero aun así estar en el para poder llegar más cerca de tus sueños. Y sí, gran parte de las personas que se encuentran aquí, solo están esperando un cambio, algo que nos indique poder regresar y que no represente un riesgo.
El gran error venezolano: La costumbre. Los venezolanos progresivamente nos hemos acostumbrado a que sea normal ver que roben a alguien, hieran e incluso ver morir a una persona por la inseguridad. Somos victimas de un engaño psicológico que nosotros mismos nos hemos plasmado en la cabeza, de pensar “claro, te robaron por tener el blackberry afuera, o por ir caminando a x hora” y poco a poco nos hemos ido privando de tener las cosas por las que trabajamos por miedo a morir por un objeto de valor. Cuando sales de Venezuela te das cuenta que eso no es vida, te preguntas: ¿Qué clase de niñez viven ahora los venezolanos? Encerrados en sus casas sin poder salir a un parque, a disfrutar, porque pueden ser otra victima de la terrible inseguridad que vivimos en Venezuela, e incluso, hasta un estudiante, arriesgarse a ir a su universidad y que se metan a robar. Somos victimas y somos culpables de esa diferencia de clases que hay en Venezuela, de ese odio inmenso que se ha creado y por supuesto, somos culpables de creer que el que tiene más no se lo merece, y no es así.
Irme de Venezuela ha sido hasta ahora la decisión más difícil que he tomado; dejar todo lo que tenía, por venir a estar sola aquí. Actualmente llevo un año y 5 meses en España, ya tengo amigos, casa, vivo bien, y vivo feliz, pero no dejo ni un segundo de estar pendiente de lo que pasa en mi patria y mucho menos dejo de estudiar y prepararme personal y profesionalmente para regresar y luchar por la Venezuela que todos queremos. Vivir afuera no es fácil, tienes que esforzarte mil veces más que allá, tienes que estar dispuesto a trabajar y a luchar, y trabajar mucho, porque no es fácil depender de CADIVI, estar en aquella zozobra de no saber “si te aprobarán o no el cupo”, y de donde sacar el dinero para pagarlo.
A todos los que están en Venezuela y piensan que vivir afuera es una maravilla, no les diré que no lo hagan, porque eso sería ser hipócrita; pero si les diré que se preparen, porque ese sueño que muchos tienen de salir y que te abran todas las puertas no es así, tu buscas las puertas, ellas no se abrirán solas…
Jeannyree Calzadilla.
Licenciada en Estudios Internacionales
Licenciada en Estudios Internacionales
Máster en la Comunicación de los Conflictos Internacionales Armados y Sociales
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