La prohibición del Burka no es más que otra manera de demostrar el paternalismo llevado a cabo por el mundo occidental, queriendo siempre buscar “mecanismos de protección” que ayuden a las culturas distintas de la nuestra a que se adapten a un mundo globalizado, sin importar las tradiciones o sin siquiera averiguar el significado que, en este caso, llevar el velo les atañe.
La prohibición se basa en el recelo de determinar que para la mujer musulmana, el cubrirse es machista y humillante. Es un supuesto acto de obligación por parte de una sociedad considerada primitiva y menos evolucionada, lo que corresponde un retraso a nivel social en nuestros tiempos.
Sin embargo, lo que es realmente humillante es atacar a esta población y a sus costumbres, violando sus libertades individuales y dejándolos sin opción alguna al momento de decidir si quieren o no llevarlo. Seguramente habrán personas que se favorecerán con esta ley, en caso de que su entorno les obligue a utilizarlo, pero no se está garantizando la libertad de aquellas personas que escojan lleva el velo por propia convicción, sino que se les está negando la posibilidad de hacerlo. ¿No es cierto que cuando uno es joven, nuestros padres en algún momento nos dijeron que vestir? ¿No es cierto que nuestro comportamiento es regido por nuestra crianza y costumbres en el hogar y en la sociedad? y ¿No es cierto que nuestra distinción entre el bien y el mal surge de enseñanzas inculcadas desde nacemos?
Otra de las razones que se establecen para justificar la aplicación de esta ley es el considerar que la utilización del Burka puede generar riesgos en la sociedad, es decir, que son personas propensas a realizar atentados terroristas y cometer delitos, dejando a la ley española atada de manos por no poder identificar al agresor. Es una excusa absurda y con carencia de argumentos, debido a que su utilización no debería asociarse con actos delictivos, ya que ofende los valores de esa sociedad.
Si realmente la preocupación fuera el desarrollo y evolución de las mujeres musulmanas, de su “liberación” como muchos aclaman, el primer detalle seria comprender que una persona no se define por su vestimenta, sino por lo que es en su interior; una persona no deja de surgir por cubrirse, ni mucho menos deja de tener menos amor y menos prioridades en su hogar. De ser ciertos los argumentos que se exponen para sostener esta regla, entonces deberían priorizar en temas como la educación, tal como se sabe, muchas familias no permiten que sus hijos vayan a las escuelas a aprender; el trabajo, que en ocasiones la mujer musulmana se le prohíbe trabajar; entre otras cosas. Debemos comprender que todos los grandes cambios comienzan por la mente, no por el exterior de una persona; también aprender a aceptar lo que parece distinto y tratar de entender las cosas con las que no estamos de acuerdo, además de convivir en un mundo lleno de desigualdades, tanto físicas, como económicas, sociales, geográficas y culturales.
Aparte, esta ley provoca tensiones y es una prueba del salvajismo occidental y sus ganas de crear justicia mediante la división en el contexto de un “nosotros-ellos”. Hace una generalización mediante la victimización y va en contra de los principios establecidos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, firmada por el Reino de España y por casi todos los países del mundo; además que contradice su propia constitución, en la que se establece la no discriminación por raza, sexo, credo, religión, y la libre practica de los mismos.
Esta prohibición es un acto discriminativo para todas aquellas personas que han elegido utilizar el velo, además que genera xenofobia. No garantiza impulsar a la emancipación de la mujer, sino más bien, puede generar un retraso, porque puede ocasionar mayores consecuencias dentro de los hogares con mentalidades más radicales (como prohibir que salgan a la calle, etc.).
Por otra parte, si lo que se critica es la imposición dentro de esta cultura, de llevar el velo integral, pues es un acto impositivo también prohibirlo, lo que además puede generar divisiones dentro de la sociedad. Es un acto racista, con lo cual se genera un miedo anti-islámico, que por un lado causa rechazo y por el otro, resistencia.
Lo que está en discusión no es el nivel de evolución de los musulmanes respecto a nuestra cultura, por el contrario, se debe puntualizar que depende del punto de vista en que se mire, lo único que nos diferencia es que el nivel de liberación nuestro es mayor que el de las mujeres musulmanas; pero hay que recordar que éste no implica que tengamos un desarrollo mental superior, sino que es una manera distinta de ver las cosas. En lo que se debe trabajar es en tratar de comprender y aceptar las distintas culturas que nos rodean, y si no estamos de acuerdo con ellas, al menos aprender a respetarlas.
Comentarios
Publicar un comentario